A la izquierda de la imagen de la Virgen, en un pequeño edículo protegido por una reja de hierro forjado, conservamos uno de los objetos más preciados y curiosos del santuario. Se trata del corazón de Carlos II. Sí, han entendido bien, nos encontramos ante el corazón de rey que hemos visto representado en el tímpano de la portada sur.

Está dentro de un recipiente de vidrio custodiado por dos soldados, realizado a principios del siglo pasado. En la actualidad, la caja gótica original, encargada por su hijo Carlos III en 1404, le sirve de peana. En su inscripción declara: “Aquí está el corazón del rey don Carlos, que murió en Pamplona la primera noche de enero del año de la encarnación del Señor mil trescientos ochenta y seis, y reinó treinta y siete años, y tenía cincuenta y tres años, cuatro meses y veintidós días. Dios por su gracia le perdone. Amén”.

En el último testamento de Carlos II, fechado en 1385, el rey, enfermo y consciente del destino al que se aproximaba, reconoce claramente el lugar que de forma progresiva había ido ocupando en su devoción Santa María de Ujué. Por eso decidió enterrar su cuerpo en la catedral de Pamplona, sus entrañas en Roncesvalles y su corazón en nuestro santuario. Como en el tímpano, otra vez Carlos II junto a la imagen de la Virgen de Ujué.