En el centro de la capilla mayor, sobre una columna moderna, se sitúa la imagen de Santa María de Ujué, titular y centro de culto del santuario. Ya la hemos visto en el tímpano de la portada sur. Ahora la contemplamos en la versión más antigua conservada. Otra vez asistimos al diálogo entre el románico y el gótico. Esta talla, de gran veneración en Navarra, es el centro y referente de las peregrinaciones al Santuario, y, desde el punto de vista de la Historia del Arte, una de las imágenes de bulto redondo más representativas del románico navarro.

María, sentada en su trono, sostiene sobre sus rodillas a Jesús. Ambos nos miran fijamente, con cierto hieratismo. La composición es frontal y simétrica. Iconográficamente, responde al tipo de Sedes sapientiae, siempre muy idealizado y poco naturalista. La imagen, de 91 cm. de altura, va recubierta de placas de plata, con medallones y joyas góticas adosadas a los laterales del trono. Como atributo, muestra en su mano una flor de lis añadida durante la desafortunada restauración realizada en 1952. La escultura es de gran calidad, con las características tradicionales de la estatuaria románica más pura. Los especialistas la consideran una derivación de las de la catedral de Pamplona y el monasterio de Irache y la sitúan en la segunda mitad del siglo XII. Desde siempre se ha destacado la bella serenidad del rostro de María, que, con sus grandes ojos almendrados, se convierte en protagonista indiscutible del culto y la liturgia.
Quedémonos un rato admirando esta bella imagen. Si somos creyentes, rezamos. Si no somos creyentes, simplemente contemplamos su belleza