La gran portada sur es la más monumental del santuario. La profunda sucesión de arquivoltas dirige nuestra mirada directamente hacia el tímpano central. En el dintel observamos una animada Última Cena, protagonizada en el centro por Cristo que consuela en su regazo a San Juan. Al otro lado de la mesa, en cuclillas, Judas coge el mejor pescado del banquete. Se sigue así una iconografía muy tradicional en la estatuaria gótica. Sorprende la vivacidad de la escena, con los apóstoles conversando por parejas ante una mesa bien surtida de hogazas de pan y pescados

En el extremo derecho, llama la atención la presencia de un gallo y una vasija labrados en la arquivolta. Se han propuesto varias interpretaciones. Una de ellas los relaciona con San Pedro. Según el Evangelio de Lucas, durante la Cena Jesús primero previene a Pedro: «…mira que Satanás os ha reclamado, para cribaros, como el trigo». Después, ante la incredulidad del Apóstol, predice que «no cantará hoy el gallo antes que tú niegues tres veces haberme conocido». El ánfora podía aludir al almacenaje de trigo, el gallo a su negación

Esta visión amable y naturalista de las representaciones, protagoniza también la visita de los Reyes Magos a Jesús bajo el arco del tímpano. Realmente estamos contemplando dos escenas que establecen un paralelismo muy sugerente. A nuestra izquierda un risueño Baltasar que indica la dirección de la estrella a Gaspar. Arrodillado y con la corona en su mano derecha, Melchor ofrece a Jesús uno de los regalos, que, no obstante, no llama su atención. El Niño, de pie sobre el muslo de su madre, no deja de observar la conversación de Gaspar y Baltasar. María, coronada y apoyando sus pies sobre el lomo del dragón, sonríe a Melchor. Las formas son estilizadas, amables y naturalistas. Las expresiones, especialmente la del Niño, están bellamente humanizadas. El espíritu del arte gótico se muestra en toda su extensión.

A nuestra derecha, en simetría con Melchor, un peregrino reza ante la Virgen de Ujué. No lleva corona ni otro elemento que lo pueda identificar. Su indumentaria lujosa se observa en las empuñaduras abotonadas; no obstante, va cubierto con una amplia capa de viaje. ¿Quién es este personaje que hace pareja compositiva con el rey Melchor? La historiografía ha propuesto varias hipótesis. La más seguida identifica a este anónimo peregrino con otro rey: se trataría de Carlos II de Evreux, rey de Navarra entre 1349 y 1387. Fue el monarca que más favoreció al santuario en los siglos del gótico. Durante el recorrido de la visita tendremos ocasión de hablar de él en varias ocasiones. Su biografía está fuertemente unida al santuario.

Merece la pena detenerse un momento en observar los capiteles de las jambas. Si comenzamos por la izquierda contemplamos la preciosa escena de vendimia, con la recogida de la uva y su acarreo en los cestos de un mulo. Tras ella comienza el ciclo del Nacimiento e Infancia de Cristo, complemento tradicional de la Epifanía del tímpano. Se suceden la Anunciación, la Visitación, la Natividad y el Anuncio a los pastores. En la zapata del tímpano la historia queda interrumpida; debería continuar con la Matanza de los Inocentes, la Huida a Egipto y la presentación en el Templo.

Sin embargo, por el lado derecho, los temas y el estilo de ejecución cambian. El ciclo religioso se transforma en otro profano igualmente interesante. Parece aludir a la enseñanza del Trivium. Los tres personajes que leen y escriben en la primera escena representarían a la gramática; los dos que conversan en animada charla, a la dialéctica; y los tres siguientes que, sentados sobre dragones, les alimentan o acarician, deberían aludir a la persuasión propia de la Retórica.

Las siguientes figuras se suceden con un hilo conductor diferente. Vemos a San Pedro, dos músicos, Eva y Adán tras comer la manzana prohibida (fijaros que, como es tradicional en el gótico, Adán se echa la mano al cuello atragantado), San Pablo, y otro santo con la cabeza en sus manos. Da la impresión de que la presencia de Adán y Eva entre San Pedro y San Pablo, en el contexto de una portada dedicada al nacimiento de Cristo, puede aludir a la sentencia de San Pablo «para ser libres, nos libertó Cristo» en relación con el pecado original y la liberación que nace del Nuevo Testamento y la nueva ecclesia. El conjunto lo completan dos magníficas luchas de soldado contra anfisbena y eclesiástico contra grifo.

Es el momento de cruzar el umbral y acceder al interior del templo.