Nos encontramos en el atrio meridional del santuario, con la vista puesta ya en la gran portada sur. Las losas del pavimento que pisamos siguen las líneas del encajonado sepulcral construido en el siglo XVIII. Estamos caminando sobre un cementerio. De hecho, toda la plataforma del santuario tuvo un uso cementerial documentando, al menos, entre el siglo IX y el siglo XIX. Son mil años de testimonios arqueológicos, documentales y visuales que ilustran históricamente el carácter sagrado del espacio que vamos a visitar.
Acerquémonos un poco más a la portada.