Vas a comenzar una experiencia de visita muy peculiar y diferente. Subiremos a la torre principal y pasearemos en altura por los parapetos de la fortaleza y bajo las cubiertas del templo. Tienes que caminar con atención especialmente a los accesos y tramos de altura limitada.
Nos encontramos en lo que fue la residencia palaciega que se habilitó en la parte oriental del recinto, quizá destinada a alojar a la familia real en sus numerosas visitas. De ahí las elaboradas ventanas con dobles bancos laterales. Se trata de ventanas «cortejadoras», como es muy habitual en la arquitectura doméstica de los siglos XV y XVI. Los mechinales o huecos que vemos sobre las ventanas señalan el nivel original de los forjados y cubiertas. Posteriormente en este espacio se situó el hospital de Santa María. Por una puerta que se encuentra junto al desembarco de la escalera de caracol, entramos en el interior de la torre. Nos disponemos a ascender al segundo nivel del recinto. El nivel de torre que estamos visitando es románico, y se erigió en torno al año 1100. Conforme vayamos subiendo veremos que la torre va incorporando el lenguaje gótico en su configuración.