Tenemos aquí las únicas pinturas de un interior que durante la Edad Media debió de estar en gran parte policromado. A mediados del siglo pasado se consolidó en las restauraciones de edificios medievales el picado de los revestimientos de los muros como una medida «embellecedora». Siguiendo esta tendencia que destacaba el valor plástico de la piedra vista hemos perdido gran parte de la historia artística de nuestro patrimonio medieval. Estos restos de pintura que vemos ahora han llegado a nosotros porque estaban protegidas por la caja del órgano.
Por fortuna, las pinturas murales de Ujué conservan los elementos necesarios para hacer una completa identificación tanto de su artífice como de sus patronos. Por inscripción, sabemos que su autor fue Martinet de Sangüesa. El escudo de armas de los Gurrea nos sitúan su fecha de composición entre los años 1327 y 1359.

Lamentablemente las pinturas sólo nos han llegado de forma parcial. En la parte izquierda se halla la Virgen con el Niño. Éste sostiene entre sus manos una mariposa. En el recuadro de la derecha aparecen tres personajes montando a caballo. Parecen ir de caza. El del centro, con corona, vuelve su rostro hacia la Virgen con un gesto entre triste y asustado. Lamentablemente, falta la otra mitad de la escena. Entre la lechada del lucido ocre del paramento se adivinan las formas difusas de ramas o árboles. También hemos perdido prácticamente todas las inscripciones que acompañaban la pintura.
La escena ha sido identificada como «El encuentro de los tres vivos con los tres muertos». La historia es la siguiente: tres jóvenes nobles se encuentran en el bosque con tres cadáveres. Estos les advierten de la futilidad de la vida material, y les recomiendan seguir a Cristo para alcanzar la salvación. Es frecuente que, como en este caso, el encuentro ocurra en el transcurso de una cacería con los vivos a caballo acompañados de perros y halcones. Además de una referencia funeraria, este tipo de temas fueron especialmente frecuentes en el arte y la literatura a partir de la propagación de las grandes epidemias de 1348. Sin embargo, las pinturas análogas conservadas en la Península Ibérica se pueden contar con los dedos de una mano.
Ya hemos hablado de algunas de las cuestiones más relevantes del Santuario de Santa María de Ujué. Vamos a continuar la visita por el exterior. Pero tómate tu tiempo. Observa, piensa, siente, ora. Disfruta de la presencia de un lugar en el que más de mil años se concentran ante tus ojos.
Después, os esperamos en el acceso a la galería que rodea por fuera la cabecera románica, a la izquierda de la puerta sur en el sentido de la salida. Si vamos a subir a la torre pasada la puerta se encuentra la escalera de caracol moderna. Sube hasta el primer piso.